Historias bizarras 1/4 Filipinas

Historias bizarras 1/4 Filipinas

Siempre he pensado que en un viaje es imposible que no te deje historias, por supuesto no todas tienen porque ser buenas, la vida está llena de todo, momentos buenos y malos, en este post compartiré las historias más raras durante mi estancia en Filipinas.

1.  Secuestrada en el primer día 🙄

Semanas antes de empezar mi viaje por Asia estaba en la ciudad de Los Angeles en Estados Unidos preparando todo para empezar mi viaje en Indonesia, pero justo días antes de comprar mi pasaje un volcán erupcionó en Bali y murieron varias personas, inesperadamente tuve que cambiar de planes ya que incluso el aeropuerto lo cerraron por varios días, error mío no tener plan B ¿Por qué país iba a empezar mi viaje?, no tenía ninguna idea, recuerdo que alguna vez había leído que Filipinas era un país increíble, decidí buscar más información y unos días después había tomado la decisión de que ese sería mi primer país en Asia.

Mi primer parada sería Manila la capital de Filipinas, una ciudad gigantesca que cuenta con casi 13.000.000 habitantes. Empecé a enviar solicitudes en Couchsurfing, al poco tiempo me puse en contacto con Irene mi futura host, ella es una persona muy activa en está comunidad y realmente sabe como ser una excelente anfitriona, inclusive tiene un documento a manera de libro que te explica paso a paso como llegar a su casa en tren, cuando leí eso entre en pánico y me dije: Las instrucciones de como llegar a la casa de Irene eran para mi como leer mandarín, toma un tren en el mall bla bla.. de la línea color bla bla…, luego un jeepney y en tal lugar debes parar en  la puerta verde con el letrero tal y luego caminar 30 metros, IMPOSIBLE, cuando leí eso entre en pánico y me dije: «Nicole no estás preparada para esto, no vas a poder llegar ni a la casa de tu host, y quieres viajar un año sola, cambia tus planes y vete a Centroamérica va a ser más fácil», esa noche no pude ni dormir en dos días iba a llegar a Filipinas y no podía hacer algo tan simple como tomar un metro, el miedo se apoderó de mi.

Llegué a Manila y decidí pedir un Uber Pool, quería evitarme el momento traumático de estar perdida en alguna parada del metro sin saber que hacer, entré en el auto del conductor y el viaje se demoró nada más y nada menos que 2 horas con 45 minutos, en la mitad del viaje yo ya me imaginaba mis órganos ofertados en el mercado negro, rece… rece mucho, por mi, por mi familia, y por mi último día de vida  ¿Cómo era posible que una carrera se demore tanto? a esto le sumo la Manila caótica con luces tenues en la noche, pequeños callejones por doquier, además de una taxista que no hablaba inglés y estaba tan paranoica que según yo hasta tenía cara de sospechoso ¿Cómo podía saber si ese era mi último día? si él no hablaba inglés, no podía hacerle una pregunta. Cuando el conductor me dijo que habíamos llegado a la dirección que había solicitado mi alma regreso a mi cuerpo, ahora tan solo es una historia con un final feliz que a su debido tiempo me causo una tensión innecesaria durante tres horas.

2. El día en el que un policía me llevo a casa de Irene

Mi segundo día en Filipinas ya era una verdadera experta en tomar el tren al que tanto le había temido, de hecho es uno de los transportes más sencillos e intuitivos en este país, a veces uno le tiene miedo a cosas antes de experimentarlas. Para llegar a la casa de Irene además de tomar dos trenes tenía que coger un Jeepney, (pequeños buses de colores fosforescentes que siempre están repletos), había llegado hasta la última parada del tren invicta y feliz por haberlo logrado, un paso más y mi día hubiera sido perfecto, solo faltaba un pequeño tramo y listo, pero las cosas no siempre salen como queremos y es aquí cuando comienza esta historia. Salí de la estación de tren, no encontraba los buses que me lleven a la casa de Irene,  veía todos los letreros pero jamás encontré el «Villa Verde», así que decidí tomar un Uber, el problema era que estaba apunto de anochecer, mi teléfono a punto de apagarse y ya no tenía internet, había cientos de personas y carros en la salida del tren que era donde se suponía que el Uber me pasaría a recoger, el conductor y yo no nos pudimos encontrar, de hecho por accidente abrí un carro equivocado, el señor casi se muere cuando me vio sentada sin saber quien era, yo también me asuste cuando con un grito me pidió que me baje.

Anocheció y yo no sabía como regresar, me cruce al frente de la estación del tren y me senté en un Seven Eleven a buscar «iluminación divina» para ver como salía de está, volví a pedir otro Uber, pero la compañía había cancelado mi cuenta, me decía que tengo que pagarle la carrera al conductor del primer carro, pero ¿Cómo iba a saber yo donde estaba? es que Uber no sabe que Manila tiene 13.000.000 millones de habitantes. Preguntaba en las tiendas si podía  cargar mi celular pero no se porque no tenían conectores, un policía me vio con cara de «algo le pasa a esta chica» y me preguntó si necesitaba ayuda en un inglés primitivo, le conté todo lo que me estaba pasando y en ese momento me llevo donde su compañera policía, ella hablaba muy bien inglés y me dijeron que no me preocupe que uno de los dos me van a llevar en la moto policial hasta la puerta de la casa de Irene, yo al escuchar eso, toqué el cielo por un segundo, les agradecí una y mil veces este gesto de amabilidad. El policía en la moto empezó a coquetearme , pero yo sentía tanta gratitud que lo escuche sin enojo. Al llegar a casa de Irene le pedí poderle tomar una foto.

El policía en su moto, después de mi ride.

3. Un grupo de vendedoras filipinas me desnudaron en el vestidor de un centro comercial

Irene y yo fuimos de compras, yo necesitaba comprar unos ternos de baño, el día que fuimos pasamos recorriendo todas las tiendas, ella había comprado un par de zapatos de montaña y unas sandalias que al ver otras en otro local quiso cambiarlas, yo hasta el momento no había tenido suerte con mi búsqueda, así que decidimos separarnos un  momento, para que ella devuelva sus sandalias y compre las otras, por mi parte yo entré a la tienda de al frente de ropa interior, pregunté por ternos de baños y encontré dos que me quería probar, entre al vestidor y la vendedora detrás de mi preguntándome porque Dios no nos pudo haber dado a las dos la misma nariz, y yo como 😶 de esos momentos que no sabes que decir, (las filipinas tienen una obseción por mi nariz, eso fue uno de los temas de conversación de casi todas las personas que conocí en este país), a lo que yo respondí «la tuya es muy bonita, no le veo ningún problema, de hecho se parece mucho a la mía» a lo que ella respondía con un rotundo NO. Ya adentro del vestidor estaba esperando a que ella pueda salir para probarme comodamente los ternos de baño cuando de repente me empezó a desabotonar mi blusa diciéndome que ella me va ayudar, yo me sentía tan incómoda que lo único que se me ocurrió es volver a abotonar cada botón que ella abría, segundos después  llamo al resto de vendedoras y tenía 4 personas tratando de desnudarme al mismo tiempo para ponerme los ternos de baños, yo gritaba que paren, pero ellas se reían y con mucha naturalidad, querían verme desnuda y ponerme los ternos de baños como de lugar para darme su opinión, yo quería huir de ese lugar lo más rápido posible, pero finalmente entendí que la única cosa que trataban de hacer era «ayudarme». Decidí comprar uno que me había probado la parte arriba y la de abajo sobre el pantalón, al pagar las chicas se tomaron una foto conmigo que no la tengo lamentablemente y yo me sentía sana y salva al estar fuera de la tienda.

4. Perdí a Paco (mi drone) y cerca de 20 personas me ayudaron a rescatarlo

Anthony y yo fuimos a un mirador  a volar mi drone, era su tercer vuelo y yo había decidido apagar el modo beginer y ponerlo en modo normal, ERROR, lo prendí y empecé a volar cuando a los pocos minutos se había ido tan lejos que no podía visibilizarlo en el aire, la pantalla estaba en negro algo había pasado, había perdido la ruta y no podía volver, el botón regreso a casa me decía que no tenía las coordenadas GPS del lugar,  Anthony y yo corrimos a buscarlo, pero era obvio que el drone estaba muy lejos de ahí, mi primer estado fue de calma, los primeros 15 minutos, estuve tranquila viendo vídeos tutoriales de como puedo recuperarlo, pensando en que todo iba a estar bien, progresivamente fui cambiando hasta llegar al pánico, Paco no aparecía, sabía que era casi imposible que lo encuentre, lo más probable era que se haya quedado atrapado en un árbol a kilómetros de donde estábamos, en mi desesperación llame a Leidi una amiga mía en Ecuador que sabe de drones a pedir su ayuda, era media noche pero ella también se puso a ver vídeos y ayudar a su manera a miles de kilómetros de distancia de mi, media hora después todas las personas que estaban en este mirador (mas de 20) estaban buscando a Paco hasta debajo de las piedras, cuando de repente escuché a Anthony gritándome «encontramos el drone, esta en una palmera que mide como seis metros, pero tranquila, alguien esta subiendo ahora el árbol, eso era un MILAGRO, desde ese día lo vuelo  con mucha responsabilidad y solo a distancias que yo lo pueda ver, se que va a ser difícil encontrar un ejercito de personas dispuestas a buscarlo nuevamente.

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